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domingo, 20 de diciembre de 2015

Arabia Saudí y el petróleo; víctima de sus propias trampas

El desplome de los precios internacionales del petróleo,que ya ha acumulado una caída de hasta el 40% en los últimos doce meses,supone un verdadero quebradero de cabeza para muchos países; Arabia Saudí,con una economía dependiente hasta un 80% de los ingresos procedentes del petróleo,estaría entre los más afectados.

En su condición de mayor exportador de petróleo del mundo y según estima el Departamento de Tesoro de Estados Unidos, Arabia Saudí habría perdido, sólo en la primera mitad de 2015, alrededor de 150.000 millones de dólares debido al hundimiento de los precios del petróleo.

Pese a estas pérdidas, la postura del reino ha permanecido invariable, cristalizando la advertencia que en octubre de 2014 le llevó a afirmar que estaba dispuesto a dejar que los precios del petróleo cayeran y que no recortaría su producción.Una postura que, desde entonces, a llevado a la monarquía de Arabia Saudí a gastar casi 50,000 millones de dólares de sus reservas de divisas para mantener su gasto social y con ello, la estabilidad del país.(1)

Las costosas aventuras militares de la Casa de Saud
El problema principal para el Reino saudita es justamente esta enorme dependencia del petróleo ,piedra de bóveda sobre la que se asienta no sólo la economía y el presupuesto saudíes,sino la propia estabilidad interna del país en un momento especialmente delicado tras lo que es ya por todos admitido; el desastre militar de la coalición impulsada por Arabia para su guerra en Yemen desde el pasado mes de marzo.

Una campaña militar contra Yemen,que en su intento por eliminar de la esfera política al movimiento popular Ansarolá y por restaurar en el poder al fugitivo expresidente Abdu Rabu Mansur Hadi, fiel aliado de Riad, ya ha producido más de 6.000 muertos y un enorme dispendio económico al reino saudí.

La monarquía saudí ha decidido exportar y patrocinar guerras en la región (léase Siria) mediante el financiamiento y equipamiento de,entre otros, el Frente Al Nusrah o el mismísimo Estado Islámico en vez de enfrentar las realidades estructurales y coyunturales que sitúan a Arabia Saudí al borde de un proceso de colapso del Estado, que ya se ha iniciado pero que probablemente será una realidad evidente en los próximos años.

Por tanto, otro factor clave para el futuro del país sera comprobar cuánto tiempo podrá mantener Arabia Saudita sus elevados y costosos compromisos militares.

En 2015 superó a Rusia y es ya el tercer país del mundo en gasto militar (sólo por detrás de los EE.UU. y China) con un presupuesto de Defensa de más de 80.000 millones de dólares (2) a los que hay que sumar la costosísima invasión de Yemen y el espectacular aumento de la financiación secreta de grupos yihadistas en Siria.

Una paz social a base de petro-dólares
En el plano interno, la relativa paz social y la integridad territorial en la tierra de la Casa de Saud son posibles gracias a un amplio sistema de subsidios y gasto público que fueron presupuestados en momentos en que el precio del barril rondaba entre los 100- 110 dólares; es decir,la actual coyuntura supone un golpe terrible a la estabilidad presupuestaria del Reino.Ese fue el camino elegido por el nuevo rey Salman bin Abdulaziz Al Saud, que apostó por una linea continuista dentro de la cuál la política de subsidios constituye el principal argumento con el que mantener la paz social y la cohesión territorial,si dejamos aparte el carácter ferozmente represivo del régimen teocrático saudí. Se calcula que el nuevo monarca distribuyó cerca de 32.000 millones de dólares al "pueblo" para celebrar su coronación.(3)
 
Un generoso despliegue de fondos públicos que supone,entre otras cosas,el poder eximir de impuestos sobre la riqueza a buena parte de sus súbditos.Los altos ingresos petroleros son los que posibilitan también que el gobierno saudí pueda subvencionar bienes como el combustible (un litro cuesta alrededor de 20 centavos de dólar) o la electricidad ( que tiene un precio artificialmente bajo de unos 1,3 centavos por kilovatio), o entregar miles de millones de dólares en becas para estudios; un sistema sustentado casi exclusivamente en las rentas petroleras y presupuestado sobre precios de petróleo altos que se ve ahora decididamente amenazado.

Es por tanto lógico deducir que en la medida en que los ingresos estatales se reduzcan, la capacidad de la monarquía saudí para atemperar el aumento de la disidencia interna mediante el gasto público se reducirá proporcionalmente.

Todos estos indicadores, como incluso atisban algunos miembros de la casa real (4), podrían conducir a una situación límite en la cual Arabia Saudí se enfrentaría a un monumental descalabro de la monarquía en la próxima década.

Problemas mas allá del petróleo
El problema para Arabia Saudí no es únicamente coyuntural,sino estructural.La demografía del reino saudita nos dibuja un país de jóvenes; el 64% de los casi 30 millones de saudíes tiene menos de 30 años, es decir, una población joven con crecientes demandas de vivienda, sanidad e infraestructuras. A falta de libertades políticas, la desatención de estas necesidades es una verdadera bomba de relojería para la Casa de Saud.

En ello incide un demoledor informe elaborado por la consultora neoyorkina McKinsey (5), recientemente publicado y que augura una difícil situación financiera para los próximos 15 años:

"El país ya no puede confiar en las rentas petrolíferas y en el gasto público para el crecimiento frente a un cambio en el mercado global de la energía y una transición demográfica que incrementará significativamente los saudíes en edad laboral hacia el año 2030”.

Se estima que la población saudí crezca desde los 29 millones de personas actuales, hasta los 37 millones en 2030. Precisamente esa transición demográfica, señalada en el informe, puede disparar la tasa de desempleo en Arabia Saudí , desde el actual 12%, hasta exceder del 20% en 2030.

Actualmente un 25% de la población saudí vive en la pobreza y el desempleo juvenil alcanza ya el 30%; pese a ello, ocho millones de inmigrantes trabajan en el país , en parte porque hasta ahora los saudíes han podido "permitirse" rechazar los trabajos de menor prestigio; de los 5,5 millones de saudíes que tienen puestos de trabajo, 3.000.000 trabajan directamente para el gobierno y el pequeño sector privado tiende solamente a emplear extranjeros.

Sin embargo, esta situación tenderá a modificarse.Teniendo en cuenta, como señala el informe de la consultora estadounidense, que al menos un mínimo de 4,5 millones de jóvenes saudíes entrarán en el mercado laboral en los próximos 15 años, la economía saudi necesitaría crear tres veces el número de trabajos que generó durante el boom del petróleo de 2003-2013 para absorber esta mano de obra; el informe McKinsey concluye que incluso si el sector privado fuera capaz de crear más empleos, seguiría existiendo una escasez de alrededor de 1,5 millones de empleos en 2030.

La preocupación, es pues maxima para los 15.000 miembros de las seis ramas de la familia real saudí que hasta ahora han logrado comprar el apoyo nacional a través del gasto masivo en bienestar social.


Arabia Saudí y el declive de su producción petrolífera
Como ya hemos reseñado, la fuente principal de ingresos de Arabia Saudí es la exportación de petróleo. 

Durante los últimos años de bonanza de los precios, el reino ha extraído petróleo en niveles récord para mantener la producción; el pasado mes de marzo, la producción de petróleo de Arabia Saudí alcanzó la cifra más alta de la historia; 10,3 millones de barriles diarios.(6)

En junio, el reino fue capaz de superar esa marca, llegando a una producción de 10,564 millones de barriles al día.

Arabia Saudí, que en noviembre de 2014 se negó a recortar su cuota de producción ante el resto de países de la OPEP, ha pretendido con estas maniobras que los precios globales del petróleo no subieran; su objetivo no era sino consolidar el dominio saudí del mercado y deshacerse de la competencia de otros países productores de petróleo de todo el mundo, incapaces de competir con los escasos márgenes de beneficio actuales. Además, se trata de países con los que Arabia no compite solo en el terreno petrolero ; Irán (que ahora volverá al mercado tras el levantamiento del embargo estadounidense) , Rusia, Iraq o Venezuela están entre esos damnificados de las políticas saudíes, lo que nos hace pensar que detrás de estas decisiones hay mucho más de lo que se cuenta y que estas iniciativas saudíes estén fuertemente "influenciadas" por la opinión del principal sustento de la monarquía saudí; EE.UU.

Arabia Saudí ha reducido incluso los precios del petróleo tanto para sus clientes de EE.UU. y el noroeste de Europa como para los clientes asiáticos, con el fin de acaparar aún más cuotas en el actual mercado del petróleo.

Sin embargo, la capacidad de Arabia Saudí para exportar petróleo a este ritmo no es infinita.

Así lo expone un estudio en la Revista de Ciencia de Petróleo e Ingeniería, que prevé que Arabia Saudí alcanzará su pico en la producción de petróleo, dando paso a un declive inexorable alrededor año 2028.(7)

Los modelos creados por los geólogos del petróleo Jeffrey J. Brown y Sam Foucher, enfatizan también que la cuestión clave no es solo la producción de petróleo, sino la capacidad de exportación que pueda mantener el país frente a la creciente demanda de energía doméstica y las altas tasas de consumo interno, puesto que el petróleo es también la principal fuente de energía en Arabia Saudí.

En Arabia Saudí, la demanda interna ya ha aumentado un 7,5% en los últimos 5 años, y el esperado crecimiento demográfico (se estima que la población saudí crezca desde los 29 millones de personas actuales, hasta los 37 millones en 2030) conllevará que la capacidad exportadora de petróleo de Arabia Saudí se reduzca cada vez más.Los autores del estudio señalan adecuadamente que será ese el verdadero punto de inflexión para Arabia Saudí.

Y dicho proceso ya se ha iniciado ; los autores del informe señalan que entre 2005 y 2015, las exportaciones netas saudíes han experimentado una tasa de disminución anual del 1.4%; según el modelo elaborado por Brown y Foucher, la conclusión es rotunda; las exportaciones netas podrían caer en picado en los próximos 15 años.

La actual situación financiera de Arabia Saudí ni siquiera hace posible disminuir la dependencia interna del petróleo, para tratar de mantener el volumen de exportación, desarrollando otras alternativas energéticas. El reino saudí tenia prevista una enorme inversión de hasta 109.000 millones de dólares para el desarrollo de energía solar en el país, pretendiendo obtener hasta un 33% de la energía consumida por el país en 2032 de esta manera; sin embargo, a inicios de este 2015 el gobierno saudí admitía que la culminación de este plan sufriría al menos 8 años de retraso debido a dificultades financieras.

Sobreproduccion petrolera, déficit hídrico
Arabia Saudí, un país prácticamente desértico, afronta además una dificultad añadida; es uno de los países que sufre más escasez de agua en el mundo, con 98 metros cúbicos por habitante y año.

Un agua que procede en su mayor parte de la extracción de la explotación de aguas subterráneas (el 57% de las cuales es no renovable) y que se utiliza mayoritariamente en una agricultura,que ya se enfrenta a los retos del sobrepastoreo y prácticas agrícolas industriales insostenibles que están acelerando la desertificación, para producir únicamente el 20% de los alimentos que el país necesita; el 80% restante procede de importaciones fuertemente subsidiadas por el Estado.

Además, son las plantas de desalinización,de alto coste operativo, las que proporcionan alrededor del 70% de los suministros de agua domésticos del reino.

Como advertía un informe de la Organización de las Naciones Unidas para Alimentación y la Agricultura (FAO) en 2010:

"Arabia Saudí es particularmente vulnerable al cambio climático, la mayor parte de sus ecosistemas son sensibles, sus recursos hídricos renovables son limitados y su economía sigue siendo muy dependiente de las exportaciones de combustibles fósiles, mientras que la presión demográfica significativa sigue afectando a la capacidad del gobierno para atender las necesidades de su población”.

Desaparición de divisas y endeudamiento
Como consecuencia de este panorama de desplome de los precios, Arabia Saudí está haciendo frente por primera vez a un déficit presupuestario desde 2009; el déficit presupuestario alcanzara el 21,6% en 2015 y el 19,4% en 2016, según la última edición de Perspectivas económicas del FMI.(8)

Pese a que se estima que Arabia Saudita aún tiene unos 708,000 millones de dólares en divisas extranjeras,este déficit presupuestario se traducirá en al menos 40,000 millones este año, y, como anunciaba en abril The Financial Times ,podría llegar a 100,000 millones.

Así, el pasado mes de octubre, el mismísimo FMI anunciaba en dicho informe el riesgo evidente en el que se encuentra la economía de Arabia Saudí, llegando incluso a advertir de un posible bancarrota en los próximos cinco años si el gobierno mantiene sus actuales políticas.Un cálculo efectuado en base a la división del déficit público acumulado entre el tamaño de sus fondos soberanos, y que permite calcular durante cuánto tiempo podrían permitirse mantener los precios actuales del petróleo sin que se dispare la deuda del país.

El FMI recomendaba modificar su política financiera a las autoridades saudíes en base a que:
“En 2016 el déficit de la tesorería real disminuirá tan solo 0,4 puntos porcentuales y constituirá un 19,6 % del Producto Bruto Interno (PIB). Resulta que Riad se enfrenta a la necesidad de reducir el gasto público y devaluar la moneda nacional”.

Es decir, una vez más la fórmula mágica del FMI; "ajustes estructurales" y recorte de los gastos sociales, lo que en el caso de Arabia Saudí, solo puede augurar una tumultuosa etapa de desestabilización y contestación social.

Endeudamiento y divisas
Una situación de desplome de los precios ( mas del 60% de caída en el ultimo año) han provocado que las reservas de divisas de Arabia Saudí se estén agotando a niveles sin precedentes, cayendo a un ritmo de alrededor de 12.000 millones de dólares mensuales.

Las reservas habrían pasado de 737.000 millones en agosto del 2014 a 672.000 millones en mayo de este año ; a este desenfrenado ritmo de pérdidas, a finales de 2018, las reservas del reino podrían encontrarse en solamente 200.000 millones de dólares. Una merma en la capacidad financiera del reino que también se ha visto reflejada en el retiro de dinero que ha hecho de empresas globales de gestión de activos como BlackRock, y que en seis meses suman una cifra entre 50.000 y 70.000 millones de dólares.

La solución del rey Salman ha sido acelerar el endeudamiento,siendo la primera vez en ocho años que debe recurrirse a esta forma de financiación,manteniendo el anunciado programa de venta de bonos para poder recaudar al menos 4.000 millones de dolares, que se sumarían a los bonos estatales por valor de 15.000 millones de dolares (55.000 millones de riales) vendidos ya este año.

Como resultado, algunas estimaciones afirman que hacia el año 2030, Arabia Saudí podría acumular una deuda del 140% del PIB como resultado del desempleo y la presión de los precios bajos del petróleo.

Perspectivas futuras del precio del petróleo
La evolución del precio no parece tampoco ofrecer razones para el optimismo ; de los 104 dólares en agosto de 2014, a 70 al finalizar el 2014; en agosto de 2015, el barril se cotizaba ya por debajo de los 40$ ; una caída del 60 % en doce meses.

Ciertamente, las predicciones más realistas descartan una recuperación de los precios del petróleo a corto plazo; los pronósticos más optimistas sólo se aventuran a pronosticar que se alcancen los 60 dólares en los próximos dos años.

Todos los indicadores parecen jugar en contra de una pronta recuperación; para la Agencia Internacional de Energía, al mundo le sobran tres millones de barriles diarios, mientras que ningún productor ha recortado su producción ( el ejemplo más claro la propia Arabia, que ha incrementado su cuota desde los 9,6 millones de barriles diarios hasta la cifra récord de 10,4 millones).Gobiernos de países como Ecuador, por ejemplo, ya reflejan en sus presupuestos para 2016 que el barril no superará 40 dólares, según ya anuncio su ministro de Finanzas, Fausto Herrera.

Más malas noticias para la tranquilidad de la Casa de Saud; si alguna vez pretendieron expulsar del mercado a los productores estadounidenses de fracturación hidráulica de alto costo, Estados Unidos está a punto de exportar petróleo al mundo tras 40 años, debido a que está próximo el levantamiento de la prohibición de exportación de petróleo que ha estado vigente durante 40 años.(9)

NOTAS:

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